Siguiendo el pedido de Oliver, John toma el manto de Green Arrow para comenzar a liderar el equipo y permitir que el rubio se pueda dedicar a ser el Alcalde y a profundizar su rol como padre de William. La sucesión no se da tan naturalmente como uno podría suponer y a Diggle le cuesta bastante pasar de ser un ladero sumamente confiable y efectivo, a ser el encargado de tomar todas las decisiones, y eso se ve en alguna misión, cosa que crea una crisis de confianza propio y entre los miembros del equipo. Este punto esta bien llevado, no puede ser que un cambio de este estilo se de sin tropiezos.
Oliver, por su parte, parece no extrañar su doble vida, aunque no se cuanto tiempo tardaran los guionistas para encontrar una excusa para traerlo de vuelta (seguramente ya esté plantada en la trama), y aprovecha para ir conociendo más a su hijo, y para acercarse nuevamente a Felicity. Esta última sigue bastante entusiasmada con la start up que esta montando junto a Curtis. Además tenemos a la agente Watson que sigue dando vueltas con sus sospechas y averiguaciones.
La amenaza de turno es un grupo de ex soldados que robaron oro mientras estaban en servicio y persiguen a miembros anteriores de su equipo que se cortaron solos, o sea más genérica no puede ser, y parece que está presente solo para cumplir, y como excusa para explorar la dinámica del team Arrow sin Oliver. La revelación final, de la cual no voy a dar mayor información, es bastante predecible a la luz de los hechos del episodio.
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